Groenlandia es un destino particular no solo por ser una isla helada, con el 85% de su superficie ocupada por el hielo, sino también por la diferente vida que allí se hace, pudiendo contemplar la auténtica vida de los inuits ( popularmente esquimales, constituyen una etnia muy singular., EN SU CAPITAL NUUK, es una espectacular ciudad rodeada de naturaleza, tradiciones y una cultura particular con unas casas típicas y de colores. Es la ciudad más poblada del país y una de las capitales del mundo menos pobladas. Entre sus atracciones destacan el Museo de Arte, con más de 300 pinturas únicas, y el Museo Nacional de Groenlandia, donde se muestra la historia de la isla y del pueblo inuit.
Recorrer los fiordos con icebergs, como el de Narsaq o el de Eriksfjord, en kayak es una actividad básica en todo viaje a Groenlandia. Es muy curioso ver las distintas formas y colores de los icebergs en función del tiempo que lleven sumergidos, así como si se han volteado o no. También es algo increíble poder vivir en primera persona el sonido de estos al romperse o moverse, remando sin prisa y con todos los sentidos bien atentos. Otra actividad fundamental es hacer trekking por los glaciares infinitos
Illullisat es una pequeña población pesquera que representa uno de los lugares imprescindibles de visita. Enclavada en la desembocadura del glaciar Icefjord, que ofrece a la bahía de Disko más de 20 mil millones de toneladas de hielo cada año, ofrece unas vistas y un paisaje de lo más surrealista y apocalíptico. Hasta bien entrado el verano es imposible entrar a la bahía en barco.
En un viaje a Groenlandia hay que probar la gastronomía más típica de país, como es la carne de foca o de ballena, que suponen la base de la alimentación de los inuits. También es común la carne de reno, de buey almizclero y aves, así como gambas y pescados. El plato más tradicional de Groenlandia es el Muktuk, piel de ballena, narval o beluga, y aunque normalmente se come sin cocción, también se puede encontrar frita o empanada.