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27 Enero, 2023

Me gusta el arte en todas sus formas y expresiones y lo considero un motivo más para viajar a cualquier lugar del mundo. Hay que salir en su búsqueda. También a través del arte podemos encontrarnos a nosotros mismos. Uno puede llorar de emoción ante un cuadro sin saber por qué. La belleza busca la forma de acercarse al ser humano. Quizás una imagen pintada hace siglos, con sus colores y sus trazos, sabe cosas que nosotros no sabemos y nos lo transmite de una forma misteriosa.

Una de las expresiones artísticas que más me encandila son los murales que visten de luz las grandes ciudades. Y Budapest es un buen ejemplo de esto. Por eso hoy damos un paseo por sus calles en busca de esos tesoros que muestran algunas fachadas. La capital húngara, donde el clima suele ser bastante lluvioso y triste, tiene este contrapunto para alegrar sus edificios.

Mi favorito es el situado en el ruin pub Gozsdu-udvar, dentro del barrio judío o Distrito VII. Los ruin pubs son edificios que, estando prácticamente en ruinas, han sido resucitados mediante su reconversión en bares y restaurantes. La mayoría tiene un aire decadente en su decoración y atraen a público de todo tipo con su estilo alternativo y el aprovechamiento de todos los recursos. Especialmente por la noche se llenan de gente en busca de una copa, oferta gastronómica variada o, quién sabe, una oportunidad para el amor. En una de las paredes de su patio encontramos el impresionante rostro de una niña con la cabeza cubierta por un pañuelo de colores que representa el drama de las familias que separan las guerras. Su poderosa mirada es una petición de auxilio que recorre el mundo. Se titula "Niña refugiada".

El más famoso de los murales de Budapest es el titulado "6:3". Se trata de un homenaje al considerado el partido del siglo, y se refiere a un partido de fútbol celebrado en 1953, cuando Hungría venció a Inglaterra con 6 goles. Fíjense si fue importante este acontecimiento deportivo que el mural es el más grande de todo el país. Incluye una fotografía en blanco y negro del partido, un recorte de periódico de la época haciéndose eco del hito, el dibujo de una pelota de cuero y otro dibujo en detalle del portero en plena y memorable actuación.

Junto a la sinagoga de la calle Rumbach Sebestyén –visita obligada si van a Budapest-, un retrato de la emperatriz Elisabeth en el lateral de un edificio, da la bienvenida al distrito que recibe su nombre de este miembro de la realeza de los Habsburgo: Erzsébetváros, o Ciudad de Elizabeth. De colores apagados y con más texto, detalles decorativos barrocos y tamaño muy alto pero muy estrecho, este mural es conocido por la población con el cariñoso nombre de "Sissy". Los más melancólicos recordarán sin duda las películas de Sissi emperatriz, interpretada por la actriz Romy Schneider, que relataban la vida de la que fue emperatriz de Austria y Reina de Hungría.

Otro de mis destacados es el titulado "Patio de juegos nuboso". En la tapia que delimita un pequeño jardín con columpios donde los niños juegan, han dibujado una perspectiva de campo abierto con un cielo azul y nubes en el que destaca un globo aerostático de cuadros rojos y blancos. Los cielos grises de Budapest son el contraste perfecto para este reducto de primavera y el mensaje de libertad que imprime ese globo flotando en el horizonte invita a soñar.

Para los amantes de la bicicleta hay también un mural, "Canga", en el lateral de otro de los edificios de este popular barrio, donde se ven las piernas de un ciclista pedaleando a toda velocidad. El proyecto La Ciudad de Colores nació en 2008 y cada año celebra un festival, Színes Város, donde a lo largo de un mes se producen distintos eventos culturales y muralistas locales o venidos de todo el mundo se organizan para seguir llenando de color las fachadas de Budapest.

Otro ejemplo del colorido que alegra esta ciudad es el mural "Ciervo blanco". A mí me costó ver al animal pero les aseguro que está ahí. Hace alusión a una leyenda húngara, Hunor y Magor, que cuenta la cacería de estos dos hermanos y cien hombres a caballo tras la muerte de su padre. En la misma se les aparece un ciervo prodigioso de color blanco rodeado por un aura de luz, que tiene el sol entre sus mil cuernos, cada uno de ellos con una vela en su punta.

La mayoría de estos murales que les muestro están pintados por una asociación local llamada Neopaint y agrupa a los graffiteros de la ciudad. Qué me dicen de este aparcamiento adornado por esas inmensas flores y setas, y esa mano agujereada por la naturaleza, secándose como un tronco muerto…

Tengo otro mural para los románticos que se titula "Ama a tu vecino" y su autor es Luke Embden. No hace falta explicarlo: un corazón enorme y rojo como la sangre latiendo sobre un muro con el título de fondo. Me encanta ver a la gente pasando a su lado en su vida cotidiana, es decir, el latido diario de la ciudad. Hay que celebrar todos los días que estamos vivos, es así de simple, ¿no creen?

Podría estar horas hablándoles de estas obras de arte pero les invito a buscarlas en las calles dormidas de esta interesante ciudad. Hay muchas, algunas escondidas, otras emergen por sorpresa, algunas se han desconchado pero siguen dando encanto allí donde están. Les dejo este rinconcito que me cautivó, un muro sencillo dentro del patio a cielo abierto de un local donde pasar la tarde en compañía de la lluvia y una ballena. No se me ocurre un plan mejor para sobrevivir al otoño húngaro.

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